¿PROBLEMAS CON AVES URBANAS?
Las ciudades constituyen hoy en día un espacio fuertemente urbanizado en el que, a nivel mundial, viven y desarrollan sus actividades de trabajo y ocio más del 50% de la población. Se trata por tanto de un “ecosistema” singular creado por el hombre y en el que, no obstante, se han adaptado a sobrevivir una sorprendente variedad de especies animales y vegetales. En términos generales, esta biodiversidad se puede considerar beneficiosa, en tanto en cuanto es un elemento clave del ecosistema urbano que aporta variedad biológica (biodiversidad) y calidad de vida a los ciudadanos. La presencia del notable número de aves que cohabitan con nosotros a menudo en nuestras ciudades es la consecuencia directa de un rico patrimonio verde, que mejora la salud ambiental de la ciudad y la embellece. En este sentido, la existencia de aves y su diversidad podría considerarse como un “indicador de calidad ambiental”. Conocer, respetar y cuidar nuestra fauna y flora constituye, por tanto, un beneficio, una responsabilidad y un deber como ciudadanos. Sin embargo, en este escenario singular se producen en ocasiones situaciones sorprendentes de adaptación y proliferación; es el caso de ciertos animales que podrían llegar a devenir en plaga. Por ello, es fundamental fomentar el conocimiento de la biología y hábitat de estos animales, promover el adecuado diseño y mantenimiento diligente de nuestros espacios urbanos y edificaciones, así como evitar determinados comportamientos; de esta manera, se limitan los factores que pudieran inducir la reproducción excesiva de esas poblaciones animales.
¿Son las aves una plaga? Ciertas especies de roedores (como las ratas y ratones) e insectos (como las cucarachas) son ejemplos muy conocidos de plagas potenciales en ciudad. En los últimos años, y en el caso de las aves, hay muchas especies que han evidenciado ser una fuente potencial de problemas. Es el caso de las palomas bravías, de las gaviotas en las ciudades costeras y los estorninos en dormideros urbanos en árboles y fachadas.
Algunas de las especies más comunes en nuestra ciudad que, en algunas ocasiones, han generado incidentes de cohabitación son:

- Paloma Bravía Columba livia Especie que se adapta perfectamente al medio urbano y que habita (anida) sobre o en el interior de edificaciones e instalaciones, circunstancia que genera focos de insalubridad e incrementa los riesgos de transmisión de potencial de patógenos.

- A diferencia de las anteriores, se trata de un ave exótica introducida, circunstancia que implica otras consideraciones a la hora de su gestión. Actualmente presente en Santiago, se ha adaptado muy bien a nuestro clima y se está expandiendo por todos nuestros parques debido a que es una especie muy agresiva para otras especies autóctonas que son desplazadas por ellas. Tras el análisis de cada caso, el Ayuntamiento lleva a cabo una actuación (generalmente en parques), encaminada a la eliminación de nidos (pueden alcanzar grandes volúmenes y generar riesgos de caídas y/o daños al árbol).

- Especie que utiliza de forma frecuente puntos de alimentación artificial como por ejemplo los vertederos. No se considera plaga, aunque en estos lugares puede ser necesario controlar la población. A diferencia de otras especies de gaviotas, la gaviota reidora no nidifica en edificaciones ni muestra un comportamiento particularmente agresivo.

- Especie totalmente asociada a la presencia humana, lo que la hace habitual en todas las ciudades del Mundo. No es considerada una especie problemática en las ciudades a excepción de su posible entrada en instalaciones dedicadas a almacenamiento y/o procesado de alimentos.